jueves, 28 de octubre de 2010

LA CRUELDAD DEL HUMOR ESPAÑOL

Cada uno tenemos nuestro sentido del humor, pero parece que hay un sentido del humor común en el subconsciente colectivo de algunos paises. Todos conocemos el paradigma del humor inglés: reírse de las convenciones sociales. También existe un humor francés: el vodevil que se basa en los equívocos, en el parece lo que no es y es lo que no parece...
¿Existe un humor español?  ¿Existe algo que nos haga gracia a los españoles en general?
Creo que sí, el humor basado en los fracasos, en los perdedores, en reirse de los fracasos de los perdedores.
 Los ingleses se rien de sus ricos, los franceses de sus burgueses y los españoles... de sus fracasados.
Es una convención que la obra cumbre de la literatura española, El Quijote, es una novela de humor. Nunca le he encontrado maldita la gracia. Tal vez porque sea un poco atípico como español y me pueda más la caridad que la necesidad de sentirme superior a alguien. No encuentro gracioso que el sueño de un hombre por traer a la realidad un mundo donde el fuerte protege al débil, el amor sea limpio y hacer el bien a los necesitados sea una razón de vida... termine apaleado, manteado, apedreado y muerto a causa del ridículo de su intención. El lector del Quijote no se ríe de un hombre enloquecido por creer que las novelas de caballería son reales, nos reímos de un don nadie que se cree que puede escapar de un vida gris asumiendo los valores de la caballería.
El encontrar gracioso el fracaso de un don nadie, da lugar al género por excelencia de la literatura española: la novela picaresca. Cuando España era el imperio más rico y poderoso de la tierra, sus literatos hablaban de lazarillos de ciego, criados de matasanos, estudiantes famélicos y diablos cojos. Eso era lo que gustaba a los lectores. ¿Una novela épica sobre los triunfos de unos conquistadores de continentes? ¡Ni una! ¿Para qué? La épica de los triunfadores sólo hacen más profunda la evidencia de mis fracasos. Yo, lo que necesito es sentirme mejor viendo como fracasan los demás porque así mi vida no es tan ridícula.
En el siglo pasado, ese sentido del humor español vivió uno de sus momentos cumbres en los tebeos de Bruguera. La historieta de todos y cada uno de sus personajes, era un relato sobre un fracaso. Mortadelo, Don Pío, Agamenón, Doña Urraca, Gordito relleno, la familia Cebolleta, Carpanta... ¡Todos acababan apaleados!


Cambian los siglos, pero no cambia el sentido del humor de los españoles. El éxito cumbre del cine español es... ¡Torrente! Un fracasado fracaso de ser humano. Su autor quería que odiásemos al hijoputa por excelencia y lo que consiguió, al hacerle un fracasado, es convertirle en un héroe de la españolidad. Si Santiago Segura quisiera realmente destruir al tipo que representa Torrente, debiera convertirle en un triunfador absoluto. Entonces, le odiaríamos.

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