jueves, 18 de julio de 2013

OPINO DE QUE...

En esta sociedad que hemos construido, la opinión, tras ser puesta en valor por los expertos del "marketing", se ha convertido en una dictadura contraria a las libertades individuales, a la justicia, a la razón y hasta a el arte. Esos gurús de la opinión, los "marketinianos" han desarrollado un arma política revolucionaria: El pensamiento políticamente correcto. Basándose en él, se decide y se determina cómo, cuándo,dónde y por qué debemos vivir. Todo su arte se basa en la manipulación de las encuestas y la acumulación de datos. Si "x" millones de fumadores contraen algún tipo de cáncer, el tabaco ha de ser prohibido porque produce cáncer a todo el mundo.
-Oiga, no todos los fumadores contraen cáncer o enfermedades pulmonares, ¿por qué? ¿Cuántos de esos cancerosos lo serían aunque no fumaran?
-¡Ni lo sé, ni me importa! Mi encuesta de datos dice que...
¿A nadie, por ejemplo, se le ha ocurrido analizar por qué un anciano fumador empedernido no sufre ninguna de esas enfermedades? ¡Ah, claro, porque admitir esa posibilidad no es políticamente correcto ni acorde con la opinión mayoritaria.
Las encuestas de opinión se realizan a un número determinado de personas en lugares aleatorios que aceptan responder y a la que se les asigna un nivel de representación. A partir de ahí se aplica un algoritmo del que se deduce la opinión general.
El caso más estúpido del poder de las encuestas y de los marketinianos que conozco es el E.G.M., "Estudio General de Medios". Con él se deciden las tarifas publicitarias de los medios, los ingresos de las estrellas, la continuidad de sus trabajadores, el número de campañas asignadas por las centrales de medios... etc. Se llega a decir (y a creer, que es lo peor) que determinada emisora tiene 4.836.729 oyentes, por ejemplo, con total rotundidad, precisión y credibilidad. Pero esa conclusión se basa en una serie de encuestas telefónicas que preguntan que oyó, leyó vió ayer y a qué hora. ¿A toda la población? No, solo a unos cuantos y en algunas poblaciones, ni siquiera en todas las que pasen de un número de habitantes. Así te encuentras que La Roda (Albacete) en un E.G.M. de 0 oyentes de radio, a pesar de tener 7 emisoras, porque en esa encuesta no tocaba preguntar a habitantes de esa población. EL E.G.M., la biblia del marketing de audiencias, la utilizan los marketinianos como arma para ocultar su estulticia y su principal argumento de justificación: "Yo no he sido. Yo no la he cagado. Lo decían las encuestas."
Los marketinianos diseñan productos, libros, películas y políticas. Deciden el qué, el cómo y el por qué de lo que se va a vender y a que precio, derivado todo ello de las encuestas realizadas y del nivel de estulticia e ignorancia de los encuestados.
Alla por los años 70, una pintada del metro resumía toda la estupidez que se esconde tras los consejos de estos personajes y las decisiones tomadas en base a ellos:
"UN CUATRILLÓN DE MOSCAS NO PUEDEN EQUIVOCARSE: COME MIERDA."
Para que lo sepan, yo opino de que...

-¡Eh! ¡Espere un momento! ¡He vuelto a cambiar de opinión!

jueves, 4 de julio de 2013

DÍA DE CALOR

Cuando no se tiene nada de qué hablar o no se quiere hablar de nada, se habla del tiempo. Los reporteros se cobran su minuto de gloria hablando del tiempo. Los reporteros, agarrados a la cebolla, miran a cámara y nos dicen lo evidente, que en julio hace calor, que la playa está abarrotada (buen pretexto para lucir teta y culo esparramado en la arena playera, que eso sube la audiencia), que en el norte se está más fresquito y demás datos que a ellos, solo a ellos, les parecen relevantes para asegurarse el minuto y recibir la llamada de su madre diciendo que la vecina ha llamado para decir que ha salido muy guapo.
Vamos a ganar lectores, hablemos del tiempo... pero con arte. El arte lo pone una revista que se llamaba ALEGRÍA allá por el 1907...

- No vengas mucho a comprar porque me vas a arruinar con esos ojos, Torcuata.
- ¿Por qué?
- Porque hasta la horchata me la vas a deshelar. 
 
 
A los desheredados de la fortuna, aún nos queda pasar lo mejor... la noche en la buhardilla...
- Por lo visto tampoco la vecina de la buhardilla de enfrente, sale de veraneo.
- ¡Claro que no! Este año vamos a ser muchas las damas de elevada posición que nos quedamos en Madrid.