lunes, 18 de octubre de 2010

DELKADER PATEADO A BANDA

Nunca logró Augusto Delkader caerme mal... ¡y mira que lo intentó! Pero no es hora de hablar de agravios ni dar opiniones.

A Delkader le han dado la "patá pa' fuera" haciéndole Presidente "honorario" de Unión Radio y ascendiendo a Consejero Delegado a Javier Pons. Es la muerte laboral de un periodista clave en la trastienda de la transición y el ascenso de un gestor, tocado por la suerte, que ha supervivido a mil tormentas. Empezó su carrera en Reus y Reus es una localidad dada a generar grandes mandatarios, como Prim.
En la despedida, podría hablar de cómo fue la sibilina entrada de Delkader en la SER, como un aparentemente defenestrado subdirector del País por una cagada de información que daba pábulo a ETA. Pero, desde su puesto, aparentemente menor, de Director de Informativos, se empapó de la estructura de la SER y la puso al servicio de los intereses de Prisa. También podía hablar de como Iñaki Gabilondo le reportaba al final de cada programa de Hoy por Hoy, y como el quipo debía esperar pacientemente a que terminara su charla para ponerse a preparar el programa del día siguiente. Podría sonreir ante el desaosiego que debe corroer a los opinadores profesionales que, en su día, encumbró e impuso, Podría quedarme en la superficialidad de sus tardes en la cafetería de enfrente en compañía de Baco. Podría... pero el gaditano chaparrete me ha recordado las enseñanzas periodísticas de Larra, otro periodista elíptico, osea achatado por las puntas.



"Otras dudillas tenía, además: la primera, si me querrían oír; la segunda, si me querrían entender; la tercera, si habría quien me agradeciese mi cristiana intención y el evidente riesgo en que claramente me pusiera de no gustar bastante a los unos y disgustar a los otros más de lo preciso."
Mariano José de Larra, en la Revista Española, 11 de enero, 1833.


Han pasado casi doscientos años y los artículos de Larra me siguen deprimiendo cada vez que los releo. Han pasado casi doscientos años y la mayoría de sus artículos podrían publicarse hoy como algo que ocurrió ayer. Como todo el que ha hecho de escribir su medio de vida, he tenido la intención de hacer oír mi opinión. ¡Cómo si eso valiera para algo! Pero Larra siempre me ha puesto en mi sitio:


"Soy periodista; paso la mayor parte del tiempo, como todo escritor público, en escribir lo que no pienso y en hacer creer a los demás lo que no creo. ¡Como que sólo se puede escribir alabando! Esto es, que mi vida está reducida a querer decir lo que otros no quieren oír."
Mariano José de Larra, en El Observador, 12 de diciembre, 1834.

 Una generación entera de periodistas en la SER se han sentido así bajo el influjo de Augusto Delkader, que, me temo, también pensaba así.
La literatura, no el periodismo, debe ser el camino de los que quieren que el mundo sepa lo que piensan y como vivir. Pero... en mi infancia, en un tebeo cambiado donde la señora Reme, me encontré con un chiste de Íñigo que me condicionó la vida...
 Si quieres que esta imagen embellezca tu entorno, pídemela.

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