lunes, 15 de noviembre de 2010

EL MARKETING MATÓ LA CREATIVIDAD

El poder del marketing en las empresas en general, y en el mundo publicitario en particular, es tal que, aunque muchos lo piensen nadie se atreve a lanzar piedras contra los responsables de la mediocridad que nos arruina social, cultural y económicamente. Menos que nadie puede atreverse un creativo publicitario porque ellos son los que diseñan el producto, el briefing y aprueban o rechazan el trabajo de los creativos. Los creativos se pliegan, les lamen los pies o se dedican a otra cosa.
Una entrada de blog no es el lugar adecuado para desarrollar todos los problemas generados por la filosofía del marketing al mundo en el que intentamos sobrevivir. Se necesitaría un libro... y de los gordos.
Por no salirme del encabezamiento, diré que el mercadeo, ¡qué bonita es la españolización mejicana!, es esencialmente lo opuesto a la creatividad.
El marketing/mercadeo es la ciencia de estudiar elementos parciales de la sociedad y sus hábitos para encontrar los elementos comunes de agrado sobre los que sustentar una ideología, un producto o un servicio. Es la base alimenticia de la correción política como condicionante del pensamiento social. Se dice que es básicamente democrática, porque la mercadotecnia se basa en la encuesta, estudio y extrapolación de datos a partir de las respuestas obtenidas de un grupo de individuos seleccionados que representan a todos los individuos de una sociedad. Por tanto, más que democrática es una ciencia socialista, pues persigue socializar a los individuos en base a los criterios de una presunta mayoría. Esta ciencia aplicada en el socialismo español dió como resultado la elección de Zapatero como líder del partido. En un momento convulso de su historia, el PSOE decidió unir a las familias del partido, enfrentadas a muerte entre si, mediante la elección de un candidato neutro que pudiera ganar elecciones. Y se le eligió siguiendo las directices de los grandes maestros del marketing político norteamericano. joven, ojos claros, expresión tímida, delgado, sin opiniones conocidas, sin compromisos, sin ofender a nadie, pero sobre todo ductil y maleable a las conclusiones de las encuestas. Alguien capaz hasta de renunciar a su nombre, poco digno y vulgar, para aceptar el apodo diseñado, ZP, o hacer el ridículo haciendo la ceja con el dedito. Ya que no podía singularizarse por su pensamiento, había que singularizarle con un gesto burlón que incidía en su única característica diferencial: el arqueado de sus cejas.
Contra la prepotencia de Aznar había que proponer un "matao" con el que se pudieran identificar los perdedores. Alguien, tan "bamby", que no despertara el odio y el recelo de los terroristas musulmanes que habían desatado el 11M. Alguien tan asustado como nosotros por la posibilidad de vernos metidos en una guerra. Al pobre le enseñaron que para afirmar las ideas, es conveniente el gesto de balanceo de manos que sugiere alguien golpenado una mesa mientras expresa sus opiniones en una taberna. Lo que consiguieron es un balanceo de brazos doblados a la altura del ombligo que recuerda el parkinsoniano meneo de manita de Franco en el discurso de Navidad.

Para un marketiniano, el éxito de la comptencia es el ejemplo a seguir. Para un creativo, el éxito de la competencia es un camino cerrado que le obliga a buscar nuevos derroteros para hacer algo mejor y distinto.

La creatividad, por contra, es el arte de estudiar lo que se hace, piensa y consume mayoritariamente, para hacer algo diferente, incluso opuesto, de lo que ya ha hecho todo el mundo. El creativo trabaja buscando el hueco. ¿Qué es lo que se hace, lo que se dice, lo que se compra...? Para proponer algo distinto, nuevo, diferente. Sobre todo, nuevo. La creatividad es por tanto una arriegada propuesta personal dirigida a los individuos de una sociedad, no ha su conjunto (¿disjunto?). Haciendo lo que se cree que se debe hacer desde el principio del servicio a la sociedad mediante una aportación personal en la creencia de que lo que es bueno para él (que no es más alto, más listo ni más guapo que nadie) puede ser bueno para los demás. La creatividad es, por tanto, acracia igualitaria.

Estos días, hemos perdido a uno de los grandes representantes de esa acracia igualitaria creativa,

Luís García Berlanga. 
Como hacer la reseña de Berlanga sería largo, pasaos mejor por el blog de Maruja Torres que lo hace de maravilla...


Volvamos al objeto de esta entrada, el marketing como asesino de la creatividad, para mostrar una conclusión que dibujó URDA para TBO, coloreada  digitalmente por mí.


El creativo busca servir a la sociedad, el marquetiniano hacer negocio a costa de la creatividad ajena.

Como creativo en paro, no pierdo la esperanza de encontrar un empresario revolucionario que se decida a luchar contra la crisis relegando su departamento de marketing a mero apoyo de su departamento comercial y crear un departamento de creativos que aporten valor diferencial a sus productos, basándose en la utilidad de los mismos, su originalidad de comunicación y el respeto a la inteligencia de sus consumidores.
Sólo la diferenciación mediante la creatividad salvará a la empresa que quiere tener hueco propio en el mercado, y un futuro laboral para sus trabajadores,  no ser una marca blanca supeditada a la dictadura del precio de los distribuidores para poder sobrevivir... hasta que otro marketiniano encuentre la forma de hacer lo mismo más barato.

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