jueves, 30 de septiembre de 2010

SOBRE LA HUELGA GENERAL

Lo peor para un acontecimiento, pretendidamente histórico, es que como al chulo Quevedesco: se ajuste el chambergo, se atuse el bigote, se vaya y no haya nada.
Y esa es toda la historia que se puede contar de una huelga general, apoyada por el gobierno y su partido, variados diputados socialistas participaron en la manifestación, para mostrar su poder a la oposición que amenaza con ganar futuras  elecciones a pesar de si misma.
Me tengo prometido no utlizar este blog para opinar porque la opinión mata al periodista y su credibilidad. De eso les podría hablar el olvidado hermano del ministro Gabilondo, exiliado en un canal que nadie ve, a una hora que nadie sabe, por haberse entregado con armas y bagajes a ser de la opinión de lo que le mandase la dirección del grupo mediático que generosamente le pagaba.
¡Cómo se estropean los cuerpos de los guapos! -que diría la filósofa popular Lina Morgan.

El que yo no opine no quiere decir que otros lo hagan. Por ejemplo, José de Esproceda. 
En el canto cuarto, versos 3149 a 3164 del Diablo Mundo, escrito hacia 1841, decía:
"Y todos los de todos los colores
periódicos (¡amable cofradía!)
que se apellidan ya conservadores,
ya progresistas, y que en lucha impía,
cebo de los políticos rencores,
mondan y pulen la cuestión del día,
de ilustración vertiendo ricas fuentes
en caudales fructíferos torrentes,
ahondando la cuestión de estrago tanto,
buscando el móvil de motín tan fiero,
hallaron unos y otros, con espanto
que era un pagado y vil aventurero, (osea, Zapatero)
no disfrazado bajo el noble manto
de la santa virtud, sino altanero,
agente digno de la trama impía,
saliendo en carnes a la luz del día."
  ¡Pues eso!

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