Llevábamos años temiendo que una brutalidad como el atentado de Arizona ocurriera.
Jared Loughner, un hombre de 22 años, disparó a la cabeza de la legisladora, Gabrielle Giffords, y abrió fuego contra las personas que asistían a un mitin político en Tucson, Arizona donde 18 personas fueron alcanzadas por las balas, y seis murieron, entre ellas, una niña de 9 años, Christina Taylor Green, y el juez federal John Roll.
El asesino había sido expulsado de su Universidad y rechazado por el Ejército, pero eso no le impidió comprar la pistola Glock que utilizó en el ataque en una tienda Sportsman's Warehouse de Tucson el pasado mes de noviembre.
Aunque lo quieran presentar como un loco solitario, desde su primer disparo todos tuvieron claro la fuente de su inspiración: el grupo de la derecha republicana americana conocido por TEA PARTY. Así lo espresaba el padre de la congresista, Spencer Giffords, respondió ayer a la pregunta de si su hija tenía enemigos con la afirmación: "el Tea Party al completo."
Este grupo, había puesto, literalmente, a la congresista Gabrielle Giffords en su punto de mira. Padeció ataques frecuentes de la derecha por ser judia y por su apoyo a la reforma de salud impulsada por la Casa Blanca, ley que los republicanos quieren derribar a cualquier precio.
Quedarse en el cacareado TEA PARTY es quedarse en la superficie. El TEA PARTY no es un movimiento político como tal. No es más que reuniones de seguidores de los tertulianos de la ultraderecha que se han apoderado de emisoras de radio y, sobre todo, de canales de televisión.
Todo comenzó con el apoyo de FOX NEWS a la guerra de Irak y un "Think Tank" conservador que le vieron la oportunidad política y la gran cantidad de dinero que se podía ganar defendiendo a la derecha más extrema en un panorama mediático dominado por liberales y demócratas. El éxito no era defender sus ideas, sino aplastar al contrario con un matonismo verbal directamente inspirado en el utilizado por los NAZIS y el FASCISMO durante su ascenso al poder en los años 30.
¿Cosas de los americanos? ¡No se confundan! Cuando los americanos se acatarran los españoles nos cogemos una pulmonía.
Jimenez Losantos trasladó y españolizó la formula en las mañanas de la COPE, apoyado por el pastor evangélico de Miami, Cesar Vidal, hasta que la Conferencia Episcopal se aterrorizó por las exigencias económicas y la deriva violenta que se estaba generando en sus oyentes.La TDT ha permitido que INTERECONOMÏA recoja el testigo (el fracaso de esradio resulta notorio) para calentar iras, odios, insultos y venganzas. Los que conocimos a Antonio Jimenez de joven sabemos que su ansia de dinero y fama han sido el único motor de su vida profesional y personal.
Mariano Rajoy, que no quiere ser el Gil Robles que aliente una nueva guerra civil, no confía en los tertulianos que se jactan de dirigir en las sombras a su partido. Se ganó el apodo de "Maricomplejines" y la duda sobre su opción sexual. Ya que Rajoy se negó a ser su marioneta, se buscaron a alguien más ambicioso y con menos escrúpulos. Esperanza Aguirre se tragó el anzuelo, el hilo y la caña ante la tentadora oferta de ser la Sara Palin española. Fracasó frente a Rajoy en Valencia y, por si acaso, empujaron al pobre Álvarez Cascos a la ridícula aventura asturiana.
Hasta ahora los demócratas sin más adjetivos han mirado con mohín de desprecio y pena a estos "matones de palabra" como cuando miran a los gamberros quemar contenedores.
Me gustaría recordar a los demócratas puros que los gamberros impunes se convierten en etarras y los espectadores y oyentes de los tertulianos en asesinos, si les dan una pistola.
Los tertulianos cocinan el caldo para que el día menos pensado en España veamos un crimen como el de Arizona.
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