viernes, 3 de febrero de 2012

LA COCINA SE APRENDE A SANGRE Y FUEGO

Vertida la primera sangre con el "cebollero", chamuscada la piel con la "fritura" saltarina, los alumnos de AMANCA, escuela de cocina profesional, ya han cubierto el primer objetivo: APRENDER A NO MATAR o enfermar a los clientes con contaminaciones bacterianas, géneros mal conservados o instalaciones e instrumentales con la mínima mota de suciedad. Dotados de su carnet de manipuladores de alimentos, y antes de ponerse a los fogones, también superaron, CON NOTA, el aprendizaje de cómo hacer menus equilibrados: nutritivos, sabrosos y bajos en calorías, si fuera menester; las modalidades del negocio de la restauración; cómo diseñar y evaluar una carta; cómo se trabaja y qué se hace en cada PARTIDA, cómo se MARCHA y como se PASA. En definitiva, cómo se puede ser un buen profesional.
Tocaba demostrarlo con el día a día de las recetas.

Puestos a ello, a los pocos días, se criticaba con desparpajo, y desde la experiencia recien estrenada, los fastos de Madrid Fusión 2012:
 - Sí, mucho "aire de zanahoria con concentrado de mandarina" (sic), pero... ¿Serán capaces de hacer unas lentejas con chorizo con ese caldo en su punto de untosidad que nos ha salido?.
- Pues no te digo nada de nuestra San Germain de guisantes, verdes como nuestra esperanza de conseguir un buen trabajo, comparada con esos "3 consomés de provolone y gel de yema" (sic).
- Es que hay gente para todo...
- Hablando de ello, ¿a quién le toca hoy quedarse a REPASAR el DESBARASADO?
No está siendo fácil. Es costoso liberarse de los malos hábitos de la cocina doméstica, del "mi madre lo hacía así", de "mis amigos me alaban mucho cuando lo hago así", de "yo trabajé en un sitio en que eso no lo miran tanto"... No es fácil enseñar las bases de la buena cocina de restaurante.

Pero se intenta. Ya han pasado, con gusto, las premuras de un pase para una distinguida clientela.

No se murió nadie, ni siquiera nadie se puso enfermo. Alguno hasta alabó los platos y la presentación. Esta mañana, ni el profesor, Oscar, resistió la tentación de fotografiar una modesta "ensalada catalana".

EL PASE DE DEGUSTACIÓN quedó bastante aparente.

No se ve el lomo asado con piña, que estaba muy rico, compañeros, pero sí el rico bocado de tortilla española, digno, casi, del afamado RESTAURANTE LA ESPAÑOLA de Pozuelo a quien los alumnos de AMANCA dan tanto la brasa... saqueando sus reservas de cebolla y de limones.



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