Han pasado meses en que no tenía nada que contar.
Como periodista que fui, ni tertuliano, ni opinador, ni pesebrero, me atuve a la regla que me dió el hombre de honor que me introdujo en este oficio, Don Antonio González Calderón,(el padre del presidente de Onda Cero, Javier González Ferrari). Esa regla decía que un periodista cuenta lo que pasa, nunca lo que le pasa a él.
En todo este tiempo, nunca he sabido lo que pasaba en el mundo, porque todo me pasaba a mí.
-Un estafador con pedigree, antes fue auditor bancario, intentó sumarme a una estafa de la que he escapado por los pelos, a costa de perder amistades, dinero y esperanzas.
-Los políticos y sindicatos que tanto pían, me arruinaron (los partidos y sindicatos de todo pelaje y condición que controlaban Caja de Madrid, diseñaron y pusieron en marcha la estafa de las preferentes, donde muchos habíamos depositado nuestras indemnizaciones por despido, para llevárselo crudo y dejarnos en la estacada y sin ahorros) ¿Esos que tanto pían han propuesto alguna vez pedir a sus organizaciones y consejeros designados por ellos que de devuelvan el dinero que robaron a los ahorradores de Caja de Madrid? ¿No, verdad? ¡Serán hijoputas! Teníamos el dinero en Caja de Madrid porque creíamos que los partidos y los sindicatos no serían tan ladrones como la banca privada.¡Serán hijoputas!
-Mientras tanto, nuestra casa ha sido ocupada por una anciana que ha perdido todo contacto con el mundo real y que no sabe siquiera que soy su hijo, diabética, hipertensa y con altos níveles de colesterol, pero hasta finales de agosto el neurólogo no tiene tiempo para decirnos como podemos cuidarla mejor. La anciana viene acompañada de su pareja, un viejo aterrorizado, enfermo del herpes que llaman "culebrilla", sin vesícula por su afición a las comidas grasientas, metomentodo y sordo que se niega a reconocerlo por lo que se inventa lo que quiere oír para hacer su santa voluntad.
Y, a pesar de todo, a pesar de estar muerto y enterrado bajo una legión de cabrones que pisotean mi tumba, sigo esperando que, como al Cid, alguien venga, ate mis restos putrefactos a un caballo, y me permita librar mi última batalla.
Hace un año, una editorial americana recuperó estos relatos del CID que se publicaron en la revista americana Eerie allá por los años setenta del pasado siglo. Me apeteció leerlo, traducirlo y compartir esta traducción personal con amigos y conocidos.
EL CID
Budd Lewis y Gonzalo Mayo
Budd Lewis y Gonzalo Mayo
El Cid apareció en el Eerie #65, y ocupó un número completo con varias historias en el #66. Volvió con dos historias cortas en las revistas #70 y #71. La calidad fue sorprendentemente alta y uno no puede entender por qué no acabó teniendo su propia revista. Habría sido tan grande como Conan el Bárbaro -más aún, de hecho: ¿El primer héroe español? Solo el tiempo y los hados saben por qué no ocurrió así.
Gonzalo Mayo acabó siendo muy importante en Warren y se convirtió, posiblemente, en el dibujante definitivo de Vampirella. Budd mantuvo el alto nivel de calidad que siempre tuvo en Warren. Pero durante cuatro asombrosos números, un personaje vivió para la eternidad. Como en el final de la película de Charlton Heston, El Cid es atado a su caballo y aún muerto inspira miedo, respeto y devoción. Ahora El Cid vuelve a la vida en este libro. ¡Larga vida al Cid!
Rodrigo Díaz de Vivar -también conocido por los historiadores como El Cid- fue un jefe militar español del siglo once que se enfrentó a moros y cristianos en batalla. En las páginas de la revista Eerie, sin embargo, el guionista Budd Lewis y el dibujante Gonzalo Mayo transforman al Cid en un guerrero de fantasía mítica batallando dragones, trolls y sirenas para salvar la vida, y a demonios para salvar su alma.
“Eerie presenta El Cid” recoge todas las aventuras del Cid publicadas en la revista Eerie de Warren Publishing's a mediados de los 70 del 1900 mostrando el elaborado detalle de los dibujos de Mayo, los guiones llenos de espada y brujería de Lewis y un nuevo prólogo del escritor, productor y consultor de Eerie, Dan Braun.
Gonzalo Mayo acabó siendo muy importante en Warren y se convirtió, posiblemente, en el dibujante definitivo de Vampirella. Budd mantuvo el alto nivel de calidad que siempre tuvo en Warren. Pero durante cuatro asombrosos números, un personaje vivió para la eternidad. Como en el final de la película de Charlton Heston, El Cid es atado a su caballo y aún muerto inspira miedo, respeto y devoción. Ahora El Cid vuelve a la vida en este libro. ¡Larga vida al Cid!
Rodrigo Díaz de Vivar -también conocido por los historiadores como El Cid- fue un jefe militar español del siglo once que se enfrentó a moros y cristianos en batalla. En las páginas de la revista Eerie, sin embargo, el guionista Budd Lewis y el dibujante Gonzalo Mayo transforman al Cid en un guerrero de fantasía mítica batallando dragones, trolls y sirenas para salvar la vida, y a demonios para salvar su alma.
“Eerie presenta El Cid” recoge todas las aventuras del Cid publicadas en la revista Eerie de Warren Publishing's a mediados de los 70 del 1900 mostrando el elaborado detalle de los dibujos de Mayo, los guiones llenos de espada y brujería de Lewis y un nuevo prólogo del escritor, productor y consultor de Eerie, Dan Braun.
Como no tengo ganas de más líos, no lo subo a ningún sitio de descargas.
Los que tengan interés por leerlos y se manejen con la mula que busquen:
El Cid (Eerie) (españoll) (CRG).cbr
Mucho ánimo, Guillermo.. no dejes que nada ni nadie pueda contigo. Ya sabes que "al mal tiempo, buena cara", aunque ya se cansa uno, te entiendo!!... Y sobre todo, por encima de todas las cosas, no dejes de ser tu. Muchos besos para tí y para mi querida amiga Ángela.
ResponderEliminarRosa
Los amigos como tú hacen soportable el infierno. Gracias por existir.
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